¿Qué es slow food?
Slow Food es un movimiento presente en más de 50 países en todos los continentes, fundado por el italiano Carlo Petrini en el año 1989, promueve el consumo de productos locales y agroecológicos, las comidas caceras, y el disfrute de las comidas con amistades y familiares. Su objetivo es facilitar el acceso a una alimentación buena, limpia y justa: “buena”, es decir, vinculada a la esfera sensorial y cultural; “limpia”, o sea, que la producción y consumo de alimentos no dañen el ambiente o la salud de los productores; y “justa”, en la medida en que ofrezca a los consumidores precios accesibles y a los productores un precio justo.
En Chile nuestro objetivo estratégico es promover el derecho a la tierra, al agua, las semillas y las culturas libres y vivas, para con esto garantizar alimentos buenos, limpios y justos como un derecho para nuestros pueblos.
Estamos comprometidos a generar un cambio en los hábitos alimentarios estimulando la relación campo ciudad, la educación en el consumo de alimentos de producción agroecológica, la visibilización de nuestra comida tradicional y el patrimonio alimentario campo, mar y sobre todo el desarrollo de economías social y solidarias. El derecho a una alimentación agroecológica, accesible (en cantidad suficiente y de forma permanente) es el eje fundamental de las actividades de la organización, fomentando el derecho de la soberanía alimentaria desde nuestros pueblos originarios.
Slow Food defiende la biodiversidad en nuestra alimentación, impulsa la educación del gusto, las escuelas campesinas, las huertas urbanas y pone en contacto y pone en contacto a productores de alimentos agroecológicos y a consumidores a través de múltiples iniciativas. En sus años de actividad, ha concentrado sus esfuerzos sobre tres programas principales: biodiversidad, educación y fortalecimiento de sus comunidades campesinas, y redes como movimientos como MODATIMA, ANAMURI, RIPESS, entre algunos.
Slow Food fortalece los vínculos e impulsa la colaboración entre diferentes actores involucrados en el sector de la producción y consumo de alimentos para crear oportunidades y valorizar el trabajo de todos aquellos actores (campesinos y productores agropecuarios de pequeña escala, recolectores, pescadores artesanales, criadores) que, a través de sus actividades cotidianas, contribuyen a preservar la biodiversidad y el patrimonio gastronómico local.
Slow Food está comprometido con la salvaguardia y la valorización de los alimentos locales, de las técnicas de producción tradicionales, de los conocimientos ancestrales consolidados en el tiempo; con la defensa de la biodiversidad alimentaria; con la protección de lugares emblemáticos de la cocina tradicional y de convivencia que, por su valor histórico, artístico y social, forman parte del patrimonio cultural del territorio. Este trabajo adquiere un sentido práctico y esencial una vez que la gastronomía tradicional y la producción agroecológica de alimentos crean oportunidades económicas y de intercambio cultural para los diversos actores del territorio.