Moción Política por el Agua: Acceso al agua para los pueblos
Contextualización
El derecho humano al agua es fundamental, sin embargo, en muchos territorios de nuestro planeta este derecho tan básico no se cumple. Esta situación, unida a la crisis climática y temas económicos y políticos en la toma de decisiones, debe convocar como Red Slow Food, en conjunto con organizaciones socioambientales y de pueblos originarios a trabajar como un solo movimiento para que las comunidades locales recuperen el acceso al agua.
La dramática experiencia de Chile
Como ejemplo destacar la intensa sequía que ha afectado la zona norte y centro sur de Chile evidenciando las desigualdades entre quienes se dedican a actividades económicas millonarias, entre ellas el agronegocio y la minería, y los pequeños agricultores y productores de alimentos a pequeña escala. El agua está mercantilizada y Chile es el único país del mundo donde esto es posible, ya que el
agua está privatizada y es considerada un recurso transable. Con la legislación actual, quienes obtuvieron derechos de agua gratuitamente pueden venderlos, incluso al Estado.
Los convenios que el Estado chileno ha establecido con otros países permiten la instalación de tecnologías cuyos efectos no se están considerando, como es el caso de las desaladoras, las que incluso se han instalado en el sur de Chile donde no es necesario y donde no se han considerado otros métodos menos contaminantes. Igualmente, gracias a la disponibilidad de agua en la Patagonia chilena, empresas transnacionales están presionando para que se instalen plantas de hidrógeno verde, lo que nos pone en peligro una vez más por su repercusión sobre nuestros ecosistemas.
Las políticas económicas de Chile ponen los intereses económicos de empresas que se dedican a la exportación de materias primas para los países ricos, por encima de la naturaleza y de las personas.
Estas actividades requieren de muchísima agua, la que es acaparada y utilizada por ellas, gracias a políticas que así lo permiten.
Los sucesivos gobiernos han favorecido la instalación de este sistema de explotación intensiva que no toma en cuenta las realidades territoriales sociales, culturales y ambientales, agudizando la migración campo ciudad y la pérdida de patrimonio cultural y de biodiversidad.
En el Centro-Sur de Chile, el modelo agroexportador implantado permite que millones de hectáreas de bosque nativo y de tierras agrícolas hayan sido destinadas a la plantación de árboles exóticos como el pino y el eucaliptus, además de las plantas de celulosa asociadas a esta actividad que son responsables de la contaminación del agua de los lugares donde están instaladas.
Este modelo de producción extractivista se basa en la disponibilidad de agua y permite que empresas transnacionales se instalen sin mucha regulación, como es el caso de la salmonicultura y la extracción del pompón. Esta última provoca la destrucción de las reservas de agua ya que los pomponales y turberas cumplen la función ecológica de almacenar el agua y distribuirla en las cuencas.
En el sur de Chile, el cambio climático está provocando que las lluvias se concentren en períodos cortos e intensos agudizando el problema, ya que al no haber bosque nativo ni turberas, el agua escurre llevándose la materia orgánica, degradando aún más la tierra.
Todos estos impactos crean, desde Slow Food Chile, una moción de defensa que, sabemos, es pertinente a otros países también, debido a que la crisis climática instala la escasez de agua como una de las principales amenazas, junto a la variabilidad de ciertos eventos extremos como intensas lluvias o falta de ellas, vientos, granizo, todo lo cual repercute en las comunidades en la producción y acceso a alimentos buenos, limpios y justos.
Posicionamiento
La defensa del agua como un bien común y como un derecho de los pueblos, debe ser parte de nuestras principales preocupaciones, ya que es la base de la biodiversidad, la soberanía alimentaria y, por ende, la sobrevivencia humana.
Debemos promover y defender el agua como un derecho desde la vida, incluyendo a todos los seres que cohabitan con nosotros,
Por ello afirmamos que:
- El tema del agua en sus distintas aristas debe ser discutido y analizado por las comunidades de Slow Food tanto a nivel local como mundial, ya que lo que afecta a una comunidad, también afecta a todas las demás.
- Las comunidades de Slow Food deben prepararse para incidir en la toma de decisiones políticas que tengan que ver con el uso, distribución y recuperación de los cursos de agua en sus territorios.
- Las comunidades de Slow Food deben informar y educar a las personas en sus localidades sobre las consecuencias de sus decisiones alimenticias y el impacto de la intervención humana en los diversos ciclos del agua.
- Las comunidades de Slow Food deben implementar acciones que vayan en defensa y apoyo de la agroecología en la agricultura familiar campesina, la pesca artesanal y los productores de alimentos a pequeña escala, lo que es posible solamente si tenemos acceso a agua limpia.
- Las comunidades de Slow Food deben promover la gestión comunitaria del agua, para asegurar su acceso tanto a la naturaleza como a los seres humanos.
- Las comunidades Slow Food deben estar conscientes de las consecuencias que tiene la intervención de los cursos de agua en los diversos pueblos originarios que habitan los territorios y su cosmovisión, reconociendo el importante papel que éstas tienen en la protección de la biodiversidad y el patrimonio cultural.
- Las comunidades de Slow Food deben mantenerse alerta sobre el uso de agroquímicos y transgénicos en sus territorios.
- Las comunidades de Slow Food deben estar informadas sobre las transnacionales instaladas en sus territorios y sus efectos en el medioambiente.
Compromiso y llamado a la acción
Nos comprometemos a:
- Promover el derecho al agua como un bien común de los pueblos, para lograr alimentos sanos, justos y limpios.
LLAMADO A LA ACCION
En específico debemos:
- Promover el impacto de la falta de acceso al agua y sus consecuencias en los ecosistemas y las comunidades humanas.
- Impulsar campañas de concientización sobre el cuidado y defensa del agua en todas sus formas.
- Hacerse parte de campañas y redes de defensa del agua ante el extractivismo indiscriminado de las transnacionales.
- Apoyar las campañas impulsadas y promovidas por las comunidades, de protección y defensa de los cursos de agua.
- Incorporar en la discusión de manera clara y permanente, el concepto de ecosistema en el que todo está conectado y que lo que sucede en una parte del mundo, nos afecta a todos y todas.
- Denunciar la falta de acceso al agua en comunidades donde las mujeres son las más afectadas asociado a la falta de alimentos, salud e higiene en la vida doméstica, que la carencia de agua provoca.
- Promover la soberanía alimentaria para el buen vivir la que hace posible la vida.
- Educar e informar personas en las localidades y territorios sobre las consecuencias de sus decisiones alimenticias y el impacto de la intervención humana en los diversos ciclos del agua.
- Buscar incidir en la toma de decisiones políticas que tengan que ver con el uso, distribución y recuperación de los cursos de agua en sus territorios.
- Difundir en todos sus espacios la necesidad de migrar desde sistemas alimentarios tecnologizados e intervenidos desde la industria química, a la producción de alimentos a partir de la agroecología y la pesca artesanal, para recuperar y proteger la biodiversidad de los territorios.
PARA LATINOAMÉRICA ES IMPERATIVO PENSAR EN LO COMÚN, PORQUE NOS HACE MAS FUERTES Y SÓLIDOS.