MOCION UNA ECONOMIA SOLIDARIA PARA LA SOBERANIA ALIMENTARIA: POR UNA PRODUCCION, COMERCIO Y CONSUMO FAMILIARES Y COMUNITARIOS DE ALIMENTOS BUENOS, LIMPIOS Y JUSTOS
Contextualización
La crítica a la actual situación de la alimentación de la humanidad, tanto desde el punto de vista social como ecológico, no puede disociarse de la crítica al capitalismo. Cuestiones como la concentración de las tierras y aguas, los monocultivos, el desarrollo de tecnologías ecocidas, la expulsión de comunidades campesinas e indígenas de sus territorios, el hambre, la malnutrición, y el desperdicio de alimento, no pueden comprenderse como fenómenos aislados sino como la consecuencia de una economía cuyo objetivo no es el buen vivir de la humanidad y el buen convivir con la naturaleza, sino la obtención de rentabilidad financiera para los inversionistas.
Particularmente, para empresas cuya rentabilidad se basa en privatizar el patrimonio biocultural de comunidades y pueblos, explotar poderes de mercado y externalizar costos sociales y ambientales.
Consecuentemente, la visión de una humanidad accediendo a alimentos buenos, limpios y justos, como parte del buen vivir y buen convivir, debe plantear la cuestión de otras economías posibles y que ya acontecen.
En tal sentido, desde tiempos precolombinos, los pueblos originarios de América Latina han contado con diversas formas organizativas de lo económico, tanto familiares y comunitarias, que han perdurado hasta nuestros días y hasta el día de hoy tienen un papel clave en proveer la alimentación de vastos sectores populares. Complementariamente, el Estado ha tenido un rol importante en la provisión de infraestructuras y servicios productivos, comerciales y financieros, como también en la regulación de actividades y flujos económicos que aseguren una alimentación adecuada y suficiente, en la medida que su control político ha obedecido a los intereses populares y no como hoy, cuando aparece plegado a la agenda corporativa de fomento de agronegocios para la exportación.
Posicionamiento
En el actual escenario de crisis civilizacional global, la revalorización de las formas organizativas no capitalistas es central para el logro de la soberanía alimentaria y para que la humanidad tenga acceso a alimentos buenos, limpios y justos. Esto comprende un doble proceso. Por un lado, promover la revalorización, reactivación, fortalecimiento y creación de formas organizativas centradas en la valorización del trabajo, la comunidad y la naturaleza, orientadas por el buen vivir y buen convivir, donde predominen relaciones económicas solidarias de cooperación, reciprocidad, donación y comensalidad. Por otro lado, recuperar, reorientar y fortalecer la acción del Estado en cuestiones claves como la redistribución y el acceso a los recursos que posibilitan la actividad
alimentaria (i.e. tierra, aire, agua, semillas, lagos, mares, etc.); la provisión de infraestructuras y servicios productivos y comerciales; y la regulación de actividades y flujos que aseguren la alimentación de los pueblos, a partir del principio de soberanía alimentaria.
Ambos procesos convergen en la conformación de un amplio e influyente sector solidario de la economía, del cual participan expresiones como:
- la agricultura familiar campesina y sus instancias asociativas, mutuales y cooperativas que les permiten manejar recursos de uso común;
- las instancias comunitarias de los pueblos originarios, que les permiten organizar el trabajo, producción, intercambio y consumo local;
- Las instancias de mercados de la tierra que no solo proven de alimentos sanos, justos y limpios, sino que colaboran educando y transformando formas de relaciones de intercambio y consumo;
- las organizaciones de comercio justo, de finanzas solidarias y de consumo responsable, además de los medios de comunicación comunitarios, que posibilitan la circulación y valoración de alimentos buenos, limpios y justos para todos(as);
- universidades y, en general, centros de formación, investigación y extensionismo, que transforman sus prácticas hacia el desarrollo y difusión de tecnologías sociales en la producción, elaboración y distribución de alimentos, a partir de un diálogo de saberes con las respectivas comunidades;
- agencias públicas comprometidas con el desarrollo y mantención de infraestructuras y servicios de apoyo a la producción e intercambio de alimentos, así como con la regulación de actividades y flujos que atentan contra la obtención de alimentos buenos, limpios y justos para todos(as).
Compromiso y llamado a la acción
En función de este posicionamiento, llamamos al movimiento Slow Food a:
- Promover organizaciones de consumo responsable, de tipo comunitarias o cooperativas, articulándolas en circuitos cortos de intercambio, con la producción de organizaciones campesinas y de la pesca artesanal.
- Impulsar organizaciones orientadas al desarrollo de tecnología social, que contribuyan a que las organizaciones campesinas y de la pesca artesanal desarrollen actividades de reparación y regeneración de ciclos naturales para enfrentar las amenazas del cambio climático y los desafíos de la soberanía alimentaria.
- Denunciar los desarrollos tecnológicos ecocidas en el campo de la alimentación y sus mecanismos de difusión hacia la producción campesina e indígena, tanto públicos como privados.
- Fomentar empresas cooperativas y mutuales que apoyen las actividades productivas y comerciales de familias y comunidades, por la vía de reducir esfuerzos y costos y asegurar la calidad buena, limpia y justa de los alimentos así producidos y elaborados.
- Impulsar mercados locales para el intercambio de alimentos buenos, limpios y justos, desarrollando infraestructuras, modalidades de intercambio y medios de pago acordes y defendiéndolos de intentos de monopolización o privatización.
- Incidir en las normas sanitarias sobre calidad e inocuidad de los alimentos para que se reconozcan y protejan las formas de manejo, preparación y elaboración artesanal de los alimentos y se prevenga su criminalización.
- Liderar campañas que visibilicen la presión que ejercen las transnacionales y los países desarrollados sobre la soberania política de los países pequeños en cuanto a la extración de bienes naturales, explotación de los territories y destrucción de los espacios naturales y culturales .